“Espíritus de las Tierras Altas”: Mis 12 fotos de ponis que tomé en Escocia

Llegamos al 2021. Me dedicaba a fotografiar caballos a tiempo completo, pero solo bajo las condiciones de otros. Sesiones por encargo. Visiones de clientes. Comentarios interminables. Y poco a poco, sin darme cuenta, perdí de vista lo que quería crear.

La fotografía solía ser lo que más me hacía sentir yo misma. Pero en algún momento, dejé de escuchar mi voz. Así que me fui. Empaqué mi cámara y volé a Escocia. Allí encontré a los ponis de las Highlands. No son salvajes, pero viven como si lo fueran. Lanudos y curtidos, moldeados por el viento y la piedra. Sin cabestros. Sin cuidadores. Nadie les dice dónde pararse. Solo sus ritmos tranquilos y las colinas ondulantes tras ellos. No les importaba lo que yo quisiera que hicieran, y ese era el objetivo. No había presión para actuar.

Encontré algo que no sabía que había perdido: mi camino de regreso a mí misma. Estos ponis me recordaron por qué empecé a crear: me transportaron a mi infancia, cuando a los 9 años cogí la vieja cámara réflex digital de mi madre y corrí por toda la granja, fotografiando cada animal y flor que encontraba.

Durante cuatro viajes a las Tierras Altas, volví una y otra vez. El resultado fue mi colección "Espíritus de las Tierras Altas", que ahora forma parte de mi tienda de Bellas Artes. Si a ti también te llaman la atención, puedes explorar la serie completa en mi sitio web.

Más información: katjajensen.com | Instagram

15 FOTOS

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Crecí siendo una niña tranquila y descubrí la fotografía muy pronto. Creo que tenía unos nueve años cuando mi madre me permitió usar la cámara réflex digital. La fotografía me abrió puertas y me permitió expresarme de maneras que antes no había podido. Los animales siempre fueron mi espacio seguro, y, naturalmente, quería honrarlos y mostrarlos en mi fotografía.

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Creía que mi destino era entrenar caballos, así que cursé un año de formación en comportamiento y entrenamiento equino, solo para descubrir que mi destino era trabajar con ellos de una manera completamente diferente. Ese entrenamiento temprano, la fascinación y la formación moldearon mi conocimiento sobre cómo trabajar con los caballos en sus propios términos, habilidades que sigo perfeccionando a diario.

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Me dedico a la fotografía de una forma muy intuitiva y poco práctica. Nunca me verán planeando una sesión hasta el último detalle, ya que los caballos siempre necesitan que sea flexible y esté abierta a cambiar mis planes. Siempre parto de una sensación y sigo a partir de ahí.

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Y eso es exactamente lo que quiero que la gente experimente al contemplar mis fotografías. Sentimientos. Algunos se dejan llevar por la nostalgia de la infancia, recordando el caballo del rancho cuando eran pequeños. Otros quizá nunca hayan estado junto a un caballo, pero aun así se identifican con lo que representan.

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