Juramento sobre el Corán: la policía de Uzbekistán se deshizo de la corrupción de un solo golpe
Todo el mundo sabe que la corrupción es algo contra lo que todos los métodos de lucha son buenos. Se sabe por la experiencia de la China amistosa que si le disparas un poco a un funcionario corrupto, no aceptará más sobornos. Pero es mejor prevenir la enfermedad que tratarla, ¿verdad? Eso es lo que piensan también las autoridades uzbekas.
Para las agencias de aplicación de la ley del distrito de Yukorichirchik (tampoco pude leerlo de inmediato), región de Tashkent, Uzbekistán, las reformas tan esperadas finalmente han llegado. Según el programa anticorrupción y extorsión aprobado por el jefe del país, Shavkat Mirziyoyev, los policías de Yukorichirchik juraron solemnemente por el Corán no aceptar sobornos y, Dios no lo quiera, no extorsionar nada.
La ceremonia tuvo lugar en un entorno completamente ordinario, prácticamente en el lugar de trabajo. Una cierta nota de solemnidad fue dada al importante evento por la presencia del imán principal del distrito, quien, sin embargo, se abstuvo de hacer comentarios que la prensa ansiaba de él.
El inspector de guardia de la unidad en la que tuvo lugar la acción tampoco se comunicó sobre este tema con los periodistas de Tashkent. Parece que el evento causó una gran impresión en todos y los duros agentes de la ley uzbekos, obligados a prestar juramento, tienen miedo de jactarse para no maldecirlo.
Por cierto, los policías no son los primeros en jurar por el Corán. Antes de eso, el viento fresco de las reformas barrió las filas de los trabajadores médicos, a quienes también se les pidió que confirmaran su lealtad a los ideales de la lucha contra la corrupción al poner su mano en el libro sagrado para los musulmanes.
Otra categoría de la población que ha sido juramentada son los agricultores. Es bastante obvio que solo un juramento podrá obligar a los ganaderos corruptos y a los cultivadores de algodón a tomar el camino de la corrección. Por cierto, los agricultores juraron en un ambiente solemne en presencia de funcionarios y espectadores.
No se sabe exactamente quién más se verá afectado por las reformas avanzadas del gobierno uzbeko, pero es probable que los maestros o los constructores se hagan cargo ahora. Queda por desear buena suerte a los residentes de la soleada Uzbekistán y, por supuesto, evitar reuniones con policías ateos.
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