9 mitos sobre el azúcar que deberías dejar de creer
¿Alguna vez te has preguntado qué montón de prejuicios que nos inculcan con cariño en la cabeza desde la infancia nos limitan a una vida ya de por sí compleja? No sostengas la puerta del refrigerador por mucho tiempo, de lo contrario todo se romperá. Y no saques la basura por la noche, no habrá dinero (por la misma razón, no silbes en casa). Podemos recordar muchos ejemplos de este tipo.
Lo mismo ocurre con el azúcar. El azúcar es dañino, causa adicción y un montón de enfermedades, solo muerte blanca, nada menos. Es hora de dejar de creer en la especulación popular.
Si tu hijo corre como loco, deja de culpar al azúcar. Los estudios que intentaron establecer un vínculo entre la hiperactividad y el consumo de azúcar han fracasado. El motivo del surgimiento de este mito fue una carta alarmante recibida en 1974 por la Academia Estadounidense de Pediatría, en la que un tal William Crook escribía que durante más de tres años había creído que el azúcar era el culpable de la hiperactividad infantil. Sin embargo, no se encontró ninguna justificación científica en el texto.
Los herederos de las tradiciones védicas te dirán que la miel natural es más saludable que la basura de maíz y fructosa que se utiliza en la industria alimentaria. Que se lo digan a los científicos, cuya opinión unánime es que tanto la miel como el jarabe de maíz tienen el mismo efecto. El único problema es que los dulces contienen más azúcar por porción que los alimentos naturales, lo que significa más calorías. Pero eso es todo, así que no hay necesidad de convertirlo en una tragedia y tildar al jarabe de maíz de malvado.
Otra especulación extraña, respaldada por porcentajes: una ración de refresco al día aumenta en un 60% el riesgo de que tu hijo sea obeso. Desde la comunidad científica se escuchan nuevamente llamados a la calma: sí, los refrescos bastante ricos en calorías no aportan muchos beneficios, pero no es el único que convierte a los ciudadanos de todas las edades en terrones de grasa. Un estilo de vida más activo y una dieta normal tendrán un efecto mucho mejor sobre su peso que renunciar al azúcar.
Un mito común. Los estudios han demostrado una relación muy débil entre el consumo de alimentos que contienen azúcar y el desarrollo de diabetes. Todo lo que saben los científicos sobre el efecto del azúcar en el metabolismo, la obesidad y la diabetes sigue siendo teórico. La herencia tiene un impacto mucho mayor en tu salud que lo que comes.
En 2009, se sugirió que el azúcar estimula el sistema de recompensa de nuestro cerebro de la misma manera que lo hacen el tabaco, el alcohol, el sexo, la cocaína y la heroína, lo que hizo posible equipararlos. Prueba de ello supuestamente son las imágenes cerebrales en las que determinadas zonas responsables del placer reaccionan por igual al azúcar y a los estímulos antes mencionados. El punto de vista polar dice que los métodos de neuroimagen aún no permiten mostrar cómo es cada una de las adicciones, lo que significa que el miedo a la “adicción al azúcar” aún no está justificado y conviene olvidarlo.
Mientras algunos creen que cualquier dosis de cocaína es letal, otros creen que sólo una cucharada de azúcar puede matarlos. Y mientras existan personas así, será difícil convencerlas de que el azúcar en pequeñas porciones es aceptable incluso con una dieta estricta.
Las suposiciones anteriores dan a algunos propagandistas la oportunidad de decir que el azúcar abre la puerta a la adicción a sustancias más graves. Estos temores son infundados. En primer lugar, ya se ha demostrado que no existe una “aguja de azúcar”. En segundo lugar, la idea misma de pasar de las drogas blandas a las duras no tiene base empírica: era y sigue siendo sólo una inferencia.
El color no es un factor de beneficio o daño. Durante el procesamiento industrial de la caña de azúcar se forma melaza negra o melaza, que es la responsable del color del producto. La melaza pura contiene vitaminas y minerales como potasio y magnesio, pero el azúcar moreno en sí no tiene suficientes cantidades, así que no se haga la ilusión de que el azúcar de caña es mejor para usted que el azúcar blanco. Y la esencia de ambos tipos de azúcar es la misma: el proceso técnico le permite limpiar el azúcar moreno de la melaza y obtener azúcar blanco.
En el siglo XIX, el azúcar aún no se consideraba causa de diabetes e hiperactividad, pero se le atribuían propiedades de estimulante del deseo sexual en mujeres, niños y, más sospechosamente, en los pobres. Ahora podemos decir con confianza que no hay razón para poner el azúcar al mismo nivel que la canela, las especias, el clavo y otros productos que supuestamente agudizan el deseo, como se hacía hace 150 años. Y con los propios llamados afrodisíacos naturales, no todo está del todo claro.