Veterano de guerra encontró a su amada al otro lado del mundo después de 70 años

Era una mañana calurosa y seca en la costa sur de Australia cuando Norwood Thomas y su hijo Steve llegaron a la dirección correcta. Después de 70 años de diferencia y cuatro vuelos, uno de los cuales duró 16 horas, un veterano de la Segunda Guerra Mundial de Virginia Beach de 93 años se encontrará con su amada, con quien perdió el contacto tras el final de la guerra.

“Prefiero morir en el vuelo que sentarme aquí y pensar: ¿y si?...”- dijo un emocionado Norwood, antes de partir rumbo a Australia.

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Norwood Thomas y Joyce Duran se conocieron en Londres poco antes del desembarco de Normandía. La inglesa Joyce, de 17 años, en ese momento llevaba el apellido Morris. Thomas tenía entonces 21 años, era paracaidista de la 101 División Aérea. Norwood recuerda el día y cariñosamente llama a Joyce "hermosa".

Norwood y su amigo Jack estaban de licencia oficial y paseaban por el Támesis cuando Joyce lo vio por primera vez. Ella, junto con su amiga Iris, querían alquilar un barco. Joyce y Norwood comenzaron a hablar. Hicieron un viaje en barco juntos y desde ese momento intentaron pasar juntos cada minuto libre.

En mayo de 1944, Thomas Norwood recibió la orden de unirse a las fuerzas aliadas para el desembarco de Normandía. La noche del 6 de junio desembarcó en la costa de Francia, que estaba controlada por los nazis, para participar en los combates. Norwood fue uno de esos afortunados que lograron sobrevivir. Joyce estaba esperando su regreso en Londres.

En 1945, Thomas recibió una orden urgente de regresar a Estados Unidos. Joyce y Norwood nunca se volvieron a ver.

“Al final de la guerra, nos enviaron a casa muy rápidamente. Joyce y yo ni siquiera tuvimos tiempo de despedirnos”, recuerda Norwood.

Luego se escribieron cartas durante un tiempo. Norwood incluso le ofreció a Joyce mudarse a Estados Unidos y convertirse en su esposa. Pero hubo una de esas bromas del destino que, después de muchos, muchos años, parecen terriblemente ofensivas e injustas: Joyce malinterpretó la carta de Norwood y decidió que su amante se había buscado otra chica. Y dejó de escribir.

Pasó el tiempo, ambos vivieron sus propias vidas: construyeron una carrera, formaron familias, ambos tuvieron hijos. La esposa de Norwood falleció en 2001. Joyce se divorció de su marido.

El año pasado, Joyce le pidió a uno de sus hijos que buscara a Norwood en Internet. Escuchó sobre él en un informe de noticias sobre un veterano de 88 años que hizo paracaidismo. Incluso después de tantos años, recordó que Norwood Thomas siempre había sido un tomador de riesgos.

Joyce persuadió a su hijo Rob para que llamara a Norwood. Thomas estaba en la tienda cuando sonó el timbre. "¿Joyce Durán?" - pensó el veterano por un momento, al escuchar un nombre tan familiar en combinación con un apellido tan inusual, pero después de un segundo exhaló emocionado: "¡Oh, Dios mío!" El mismo día llegó a casa e inmediatamente sacó una pila de fotografías antiguas del armario. Buscó algo entre las fotografías en blanco y negro durante mucho tiempo y finalmente sacó un retrato de Joyce. Ella le dio una foto como recuerdo antes de que se fuera a Normandía.

Norwood y Joyce pronto tuvieron una llamada de Skype. Joyce tiene ahora 88 años y tiene problemas de visión. Durante dos horas charlaron, rieron a carcajadas y recordaron el tiempo que habían pasado juntos, aunque mucho ya había sido borrado sin piedad por el tiempo.

Muy rápidamente, su historia se hizo pública y la gente comenzó a donar dinero para ayudar a Norwood a viajar al otro lado del mundo y conocer a su amada. "Esto es tan conmovedor. Quiero que la gente sepa que todo salió bien, ¡él está en camino!”. dice el hijo de Norwood, Steve.

“Tengo muchas ganas de verla sonreír. No sé si hay otros sentimientos románticos entre nosotros. Al menos conoceré a un viejo amigo. Las conversaciones simples y los recuerdos serán suficientes”, la voz de Norwood suena emocionada.

A pesar del vuelo de dos días, Norwood y su hijo fueron a casa de Joyce inmediatamente después de aterrizar. Al llegar al lugar, el veterano recordó: “Nos despedimos como si nos íbamos a ver en una semana, pero al final no nos volvimos a ver”.

Cuando Joyce vio a Norwood, no pudo evitar sonreír. “Aún así, eres un hombre grande”, comenta cáusticamente, pero con amabilidad. Se abrazan fuertemente y se besan en las mejillas.

Se ríen como adolescentes, interrumpiéndose unos a otros. Se cuentan todo y se dan la mano constantemente. Ya no son jóvenes amantes, sus rostros muestran arrugas, prueba de que han pasado siete décadas desde su último encuentro.

Joyce le pregunta a Norwood si cree que ella es igual de hermosa. “Te diré que sí”, dice el hombre. Joyce se sonroja y llama mentiroso a Norwood. Pero él sonríe de todos modos.