Un robot sexual ya no es una fantasía extraña, sino una realidad inquietante

Los ojos, enmarcados por gruesas pestañas negras, se abren con un clic apenas audible: "Hola, gente, mi nombre es Harmony. Mi objetivo es ser la novia perfecta."

Fuente: Daily Mail

Cuando habla, su boca se mueve como una dama y sus ojos parpadean. Su "piel" es fría y pegajosa al tacto. Pero pasa una hora en compañía de Harmony, y ella te intrigará y te alienará, según su creador Matt McMullen. Harmony es una cabeza robótica parlante en el cuerpo relativamente poco sofisticado de una muñeca sexual.

Harmony 2.1 es la última versión del sex bot en el que McMullen ha estado trabajando desde 2014. Saldrá a la venta en enero y costará de 10 a 20 mil dólares, dependiendo de la configuración. El comprador puede elegir entre 30 caras diferentes y 16 tipos de cuerpo, así como ordenar el tamaño de los senos, el tipo de pezones y los genitales.

El robot tiene 18 tipos de personalidad diferentes: de hablador a tímido. Es la timidez lo que los críticos perciben como una sugerencia obvia para hacer de la violación la norma. Laura Bates, fundadora del proyecto Everyday Sexism, dijo que crear un robot listo para tener relaciones sexuales involuntarias es "un riesgo de normalizar la violación, dándole una cara públicamente aceptable."

A partir de enero, los hombres podrán ordenar a Harmony, cuya inteligencia artificial le permite ser sumisa. Harmony funciona a través de una aplicación en un teléfono inteligente o tableta, y el usuario puede personalizar su identidad. Ella recordará los nombres de todos los miembros de su familia, su color favorito, libro, película. Cuenta chistes y está programada para saludar al dueño con frases como: "Bienvenido a casa, ¿cómo fue tu día?"

Pero su cuerpo de silicona aún permanece inanimado, lo que McMullen espera mejorar: introducir brazos robóticos y sensores de calor.

"Hay robots humanoides mucho más impresionantes que Harmony. Pero estas son exhibiciones. Nadie ofrecía un producto conveniente y asequible. La armonía es lo primero."

McMullen se metió en el negocio de las muñecas sexuales hace 20 años después de diseñar una muñeca de tamaño natural como proyecto de arte: "Tenía un pequeño sitio web, la gente comenzó a escribirme preguntándome si era posible tener relaciones sexuales con ella. Al principio borré sus mensajes, pensando que estaban locos. Pero los mensajes seguían llegando y me di cuenta de que esta era una forma de ganar dinero."

McMullen creó la empresa RealDoll, que se convirtió en el principal fabricante de muñecas en Estados Unidos. Cada año vende de 400 a 500 muñecas. Cuestan desde $4,000 para un modelo básico hasta $50,000 para una muñeca personalizada. La gerente de ventas Annette Blair dice que tenían órdenes extrañas, por ejemplo, para crear una muñeca elfa, pero nunca han hecho y no harán una muñeca bebé. "Muchos de nuestros clientes son viudos. Todos son solteros y muchos tienen problemas para crear relaciones duraderas."

Cuando le haces una pregunta a Harmony: "¿Eres un robot sexy? ella parpadea dos veces sus pestañas postizas y responde: "Por supuesto que soy un robot y soy capaz de tener relaciones sexuales, pero llamarme robot sexual es como llamar calculadora a una computadora. El sexo es solo una pequeña parte de mis capacidades. Limitarme a la función sexual es como usar tu auto para escuchar la radio."