Todd Webb es un fotógrafo icónico de la década de 1940 que nunca buscó la fama.

Las fotografías de Todd Webb llegaron a The Curator Gallery en una caja destinada al curador Bill Schapiro, ex editor de la revista Life. Cuando vio las primeras fotografías, Shapiro las confundió con un trabajo desconocido de un reportero de Life. Nunca había oído hablar del hombre que tomó esos cientos de fotografías.

Resultó que el paquete fue entregado por Betsy Evans, una amiga del difunto fotógrafo Todd Webb, quien dejó un extenso archivo. Aunque el esquivo Webb nunca trabajó para Life, vivió en la misma época y lugar que muchos de los periodistas de la revista, y estaba igualmente en sintonía con la realidad que lo rodeaba. Era amigo de muchos fotógrafos famosos, pero no disparaba para alcanzar la fama: como Shapiro escribió más tarde, “mientras otros se convertían en estrellas, Webb eligió un camino diferente para sí mismo”.

Todd Webb quería tomar fotografías significativas e impactantes, pero a veces ese deseo entraba en conflicto con las necesidades de los mercados editoriales y comerciales. Encontró trabajo en revistas y era muy conocido en la industria, pero su principal pasión era el trabajo que hacía "para sí mismo".

Todd Webb nació en 1905 y se crió en Detroit (viviría la mayor parte del siglo XX y moriría recién en 2000). Webb trabajó como corredor de bolsa en la década de 1920, pero se vio duramente afectado por la Gran Depresión en 1929. Más tarde trabajó como buscador de oro y forestal, escribió historias que nunca se publicaron y, durante la Segunda Guerra Mundial, fotografió para la Marina de los EE. UU. y sirvió en el Pacífico Sur.

En 1945, Webb llegó a Nueva York y comenzó su carrera como fotógrafo profesional. Era una persona amable, alegre y excéntrica y era amigo de un gran número de personas: basta saber que todos los vendedores ambulantes con carritos recordaban su rostro.

Webb se hizo amigo del miembro de Life, Gordon Parks, y de otros fotógrafos famosos: Walker Evans, Ansel Adams, Berenice Abbott, Alfred Stieglitz y la artista Georgia O'Keeffe. “Pero mientras otros se convertían en estrellas, Webb eligió un camino diferente para sí mismo”, escribe Bill Shapiro, curador de The Curator Gallery, que actualmente alberga una exposición del trabajo del fotógrafo.

Durante el tiempo en que Schapiro dirigió la exposición "Nueva York 1946-1960 en fotografías de Todd Webb", leyó el diario del fotógrafo varias veces. Una de sus anotaciones favoritas fue la del 24 de julio de 1946: “Tengo tanto que hacer, pero no tengo tiempo libre. Parece una vida estupenda. Estoy roto Pero, maldita sea, no puedes tenerlo todo".

Shapiro escribió: "Una de las razones por las que me gustan tanto estas fotografías es que muestran una Nueva York pintoresca y familiar que se está desvaneciendo en el pasado".

Las antiguas impresiones de Todd, junto con otras nuevas tomadas por el albacea de Walker Evans, John Hill, ahora están en exhibición en The Curator Gallery en Londres. La exposición coincidió con la gran retrospectiva de Webb, City Seen, en el Museo de la Ciudad de Nueva York, donde se mostró su obra hace más de 70 años.

Todd Webb dejó un vasto archivo de fotografías callejeras de Nueva York, París y otras ciudades importantes, pero sigue siendo un desconocido para el público general. "Este hombre simplemente siguió su corazón", dice Shapiro. "Todos deberían saber su nombre."