¡Lo bebí y fui a prisión! Cómo funcionaba la estación de sobriedad más pequeña de Inglaterra

Para muchos, un centro de recuperación es algo brutal y vergonzoso de la era soviética. Pero tales establecimientos para devolver a los borrachos y alborotadores a la normalidad existían. Uno de los centros de recuperación de la sobriedad más antiguos del mundo es el castillo Whitley, en el pueblo del mismo nombre en Oxfordshire, Inglaterra. Sí, ese es el nombre oficial de esta miniatura de estructura piramidal realizada en piedra gris, en cuyo interior sólo cabía una persona.

Documentos oficiales conservados en los archivos de Oxford revelan que el castillo de Whitley fue construido en 1834 como prisión temporal para borrachos y alborotadores. Fue creado por un albañil local llamado Cooper, cuyo nombre, lamentablemente, la historia no ha conservado. El arquitecto del proyecto también sigue siendo desconocido, aunque algunos investigadores sugieren que el propio Cooper podría haber sido el autor de este inusual proyecto.

El castillo es una pirámide hexagonal de piedra caliza gris, rematada con un casquete esférico. El edificio no tiene ventanas y sólo una puerta que da a la calle del pequeño y antiguo pueblo de Whitley. La tranquilidad de los habitantes locales estaba protegida de los invitados por una enorme puerta de roble.

La historia cuenta que el pueblo de Whitley siempre ha estado habitado por gente decente y trabajadora. Pero los fines de semana a menudo bebían más de lo debido y luego se comportaban de una manera menos que ideal. ¡El hecho de que a principios del siglo XIX hubiera en el pequeño pueblo hasta diez tabernas contribuyó a la borrachera! No es de extrañar que las autoridades locales decidieran construir el castillo de Whitley. Esta medida fue impopular, pero necesaria.

Cada vez que uno de los lugareños se emborrachaba y comenzaba a portarse mal, el único guardián del orden en el pueblo lo llevaba al castillo para dormir la mona. El borracho fue encerrado durante la noche en una habitación pequeña y completamente oscura, donde apenas podía estirar las piernas. La cámara tiene una altura de 2,5 metros y la superficie del suelo es de sólo 1,8 metros cuadrados. No había ninguna comodidad dentro, sólo un fardo de paja podrida, una jarra de agua y un cubo por si acaso. Para los huéspedes más ruidosos se colocaron pesados bloques de madera junto a la puerta.

El castillo de Whitley, que sigue siendo una de las principales atracciones del pueblo, cumplió su propósito previsto solo durante seis años. Más tarde, las autoridades decidieron que encarcelar a los borrachos en un castillo era un castigo demasiado severo y la pirámide dejó de utilizarse. Los archivos de la Universidad de Oxford contienen un comunicado de prensa del 2 de julio de 1853 que ofrece más detalles:

A esta conclusión llegó la persona responsable de mantener el orden en el condado: el superintendente de policía. También decidió ampliar el castillo y hacerlo más cómodo y solo entonces utilizarlo como prisión. Está absolutamente claro que nadie ha aportado nada para mejorar las condiciones de detención: es sencillamente imposible.

Los registros históricos indican que solían existir centros de sobriedad similares en muchos pueblos de Oxfordshire. Entre ellos también los había más cómodos. Pero sólo el castillo de Whitley, adorado por los turistas, ha sobrevivido hasta nuestros días. La prisión está cerrada la mayor parte del tiempo, pero se abre a los visitantes durante algunos días en mayo.

Por una tarifa nominal, cualquiera puede pasar cinco minutos dentro de la pirámide. Quienes intentan interpretar el papel de un borracho de principios del siglo XIX reciben un certificado con un sello que declara que han “cumplido su condena”. Por cierto, las tiendas locales venden recuerdos relacionados con este insólito lugar: tazas, postales e incluso copias en miniatura del castillo de Whitley.

El castillo de Whitley es hoy una atracción turística, pero una vez fue un lugar aterrador. ¿Hay alguna prisión histórica inusual o algún centro de recuperación en tu ciudad? ¡Comparte historias!