De códigos de barras a árboles: mis pinturas únicas que fusionan conceptos opuestos

Mi nombre es Camila Echavarría y soy una artista colombiana. La selva y la naturaleza de mi país natal, Colombia, han tenido un impacto significativo en mi trabajo. Mis reflexiones artísticas han estado profundamente influenciadas por plantas de gran importancia para mi región, como las Ceibas, Palmas de Cera, Guayacanes, Yarumos y Heliconias.

Me tiemblan las manos excepto cuando estoy pintando. Por eso afirmo que mi trabajo hace posible lo imposible. Realizo creaciones impensables que fusionan conceptos opuestos.

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1. Bosque de códigos de barras de Guayacán, lienzo acrílico

Con mi pincel, los códigos de barras se entrelazan con la naturaleza, guiando a los espectadores a un reino donde lo conocido se fusiona con lo desconocido, invitando a una profunda contemplación.
Guiado por la intrincada danza de Fibonacci, mi arte logra una meticulosa armonía en medio del caos, un testimonio de la maravilla de las matemáticas entrelazadas con la creatividad.
Mi arte me ha valido el título de Artista del año 2023 en la exposición DSWF en Londres. También expuse mi trabajo en exposiciones en Copenhague, Mallorca, Miami y Medellín, y en muestras como Miami Art, Palm Beach Art y Wynwood Art.

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4. Bosque de códigos de barras, lienzo acrílico

La yuxtaposición de elementos creados por el hombre, como los códigos de barras, sirve como recordatorio de nuestro impacto en el medio ambiente. Estas esculturas son una narrativa visual que anima a los espectadores a apreciar y preservar el mundo natural mientras contemplan las consecuencias de las acciones humanas en nuestro entorno.

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6. Código de barras de flores tropicales, lienzo acrílico

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8. Palmera de cera, lienzo acrílico

Si bien mis manos pueden temblar en las tareas ordinarias de la vida, encuentran una quietud y un propósito extraordinarios cuando las abrazan el pincel y el lienzo. En el acto de pintar, mis desafíos, como las manos inestables, se desvanecen en un segundo plano, y lo que queda es una danza entre la creatividad y la resiliencia. Es un viaje terapéutico que trasciende lo físico y me permite expresarme con una firmeza que es difícil de alcanzar en otros lugares. La pintura se convierte no sólo en un arte sino en un refugio, transformando los desafíos en trazos de posibilidades vibrantes.

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