Una joven de 19 años fue arrestada en Londres por hacerse pasar por médico.
Cuando éramos niños, cada uno de nosotros soñaba con algún tipo de profesión. Por ejemplo, alguien quería convertirse en piloto, alguien en militar y alguien en hombre de negocios. Desafortunadamente, no todos lograron hacer realidad su sueño. Esto es lo que le pasó a Kreuena Zdrafkova. Soñaba con ser médica, pero no recibió educación médica. Pero esto no detuvo a la niña. Llegó al hospital y se hizo pasar por médico, realizando manipulaciones en pacientes reales.
Kruena Zdrafkova, de 19 años, llegó a un hospital de Londres con una bata blanca y guantes. Tenía una etiqueta con su nombre en el pecho que decía "Dra. Christina". Fue tan convincente que le permitieron ver pacientes. Kruena comenzó a “tratar” al hombre y le inyectó un líquido desconocido en la boca con una jeringa.
Kruena pasó casi un día completo en el hospital. Comprobó las agujas de inyección e incluso realizó llamadas con el personal de la ambulancia. Tres días después regresó a la clínica y caminó por los pasillos con algunos papeles y un estetoscopio al cuello. Pero el personal ya se había dado cuenta y la policía arrestó al impostor.
Los agentes del orden descubrieron que Kruena Zdrafkova llegó al Reino Unido desde Bulgaria. Desde pequeña soñaba con ser médica, pero a los 14 años se casó y pronto dio a luz a dos hijos. No tenía tiempo ni fondos para la educación. Sin embargo, Kruena decidió no renunciar a su sueño y siguió trabajando como médica.
En el juicio, el abogado de Zdrafkova llamó la atención sobre la facilidad con la que su cliente llegó al hospital. Obtuvo fácilmente acceso no sólo a los pacientes, sino también a medicamentos e instrumentos médicos. Aunque el tribunal determinó que Zdrafkova no causó daño físico al hombre a quien le dio el medicamento desconocido, el paciente aún sufrió un trauma psicológico.
Como resultado, el impostor fue condenado a un año de servicio comunitario. Además, se le prohibió estrictamente visitar instituciones médicas a menos que fuera necesario. Ahora, cuando visite un hospital, debe llevar consigo un documento que confirme la necesidad de atención médica.
Pero a veces un médico impostor puede resultar más útil que una docena de profesionales. El Dr. Martin Cownie, que nunca se formó como médico, salvó a miles de bebés prematuros a principios del siglo XX.