Arnold Weber hizo un retrato colectivo de una generación obligada a vivir un día a la vez. Del autor: “Trato de ser sensible, escuchar, sentir y ver todo lo que está pasando ahora con la “juventud”. Es importante para mí saber qué les molesta y cuáles son los motivos de esta preocupación. Si, por ejemplo, beben, entonces tienen razones para ello, aunque no lo sepan.
Me parece que al fotografiar a los jóvenes, me miro hacia atrás, tratando de encontrar respuestas a las preguntas de lo que quiero, entiendo lo que quiero, lo que me interesa, hago la vida cotidiana, los complejos me ahogan, me siento la presión de una ciudad inestable, el vacío del que todos huyen o intentan llenar.
Cuando tratamos de encontrarnos (oírnos a nosotros mismos), muchas veces obtenemos apatía social, evitamos los problemas en un profundo frenesí debido a la incapacidad para resolverlos, la falta de fe en nosotros mismos. Esto culmina en un día de vida. Como escribí en mi libro, “Ayer lo soy todo” es a la vez un lema, un credo, una confesión, un arrepentimiento y una promesa de una generación que se ve obligada a vivir un día”.