Sabiduría estoica: deja de hacer estas 7 cosas

Hay una gran cantidad de consejos sobre cómo mejorar su vida. Lo que es único en los consejos del estoicismo es que son útiles para cualquiera en cualquier circunstancia. Ya sea que esté enfrentando dificultades o éxito, hay algo que ganar al aprender sobre la filosofía. La filosofía de los grandes estoicos incluso se integra en algunas formas de psicoterapia. Si bien hay muchas cosas que puedes hacer para cambiar, a veces el mejor cambio proviene de no hacerlo. Aquí hay siete cosas que los grandes estoicos desaconsejaron.

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Sabiduría estoica: deja de hacer estas 7 cosas

1. Centrarse en cosas que no puedes controlar

Según los grandes estoicos, las personas deben aceptar que hay cosas en sus vidas que no pueden controlar. A lo largo de la mayor parte de nuestras vidas suceden cosas que están fuera de nuestro control. No importa cuánto lo intentemos, no podemos controlar las cosas que sucedieron en el pasado, las que podrían suceder en el futuro o los pensamientos y acciones de otras personas. Los grandes estoicos reconocieron que el control que las personas tienen sobre sus vidas es limitado. Para ser más felices, los estoicos creían que la gente debería dejar de centrarse en cosas que escapan a su control. En cambio, los estoicos recomendaban que la gente se centrara en lo que está bajo su control.

Epicteto era un estoico con poco control sobre ciertos aspectos de su vida. Nació esclavo, tenía una pierna lisiada, enfrentó el exilio de Roma a Grecia y vivió en la pobreza. A pesar de sus dificultades, Epicteto tenía una actitud positiva. Creía que, aunque no podía controlar sus circunstancias externas, sí podía controlar su mente, sus opiniones y sus deseos. Según Epicteto, depende de nosotros mantener nuestra propia tranquilidad a pesar de los acontecimientos externos.

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2. Dejar que tu mente se escape

Los estoicos creían en entrenar la mente. Si bien esto puede parecer irrelevante para algunas personas y una pérdida de tiempo, los estoicos creían que era importante no dejar que la mente se alejara de uno. Entrenar tu mente implica disciplina y motivación para mejorarte a ti mismo. Séneca recomendó escribir en un diario al final de cada día. Recomendó escribir cuando te irritaste por algo trivial o actuaste con enojo con alguien. De esta manera, Séneca creía que estaba haciendo un balance de cada día y esperando hacerlo mejor al día siguiente.

Marcus Aurelius tenía una estrategia diferente para entrenar su mente. Se decía a sí mismo todas las mañanas que probablemente se encontraría con mucha gente enojada y situaciones estresantes. De esta manera, se estaba preparando para el día siguiente y era menos probable que respondiera de manera inútil. Al entrenar la mente y ser más conscientes de sí mismos, los estoicos vieron que las personas podían elegir sus reacciones ante las situaciones.

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3. Olvidar la moderación

Esta virtud de la templanza se olvida a menudo, pero no deja de ser importante. La virtud estoica de la templanza tiene que ver con la moderación. La moderación es clave para vivir una vida bien equilibrada. Olvidar la moderación deja a las personas en los extremos. Como sociedad, los extremos son de los que más se habla. Hay personas que valoran su carrera y no valoran el sueño. Las personas también se agrupan a menudo en un extremo de un espectro en función de su carácter. Por ejemplo, las personas pueden categorizarse como imprudentes o tímidas, perezosas o insaciables e inseguras o arrogantes.

Sin embargo, la realidad es que las personas se encuentran en un espectro de cualidades. Si bien existen virtudes deseables, el exceso de una cualidad puede convertirse en un problema. Por ejemplo, una persona puede volverse demasiado tímida o demasiado ambiciosa. Recordar la virtud estoica de la templanza es un recordatorio para pensar en tu vida en términos de moderación.

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4. Caer presa de las emociones negativas

Otra lección estoica es dejar de ser víctima de emociones negativas. En el día a día surgen situaciones impredecibles. Estas situaciones pueden dar lugar a emociones intensas. Muchos grandes estoicos hablan de la importancia de ser consciente de las emociones y reconocer el papel que desempeñan en la toma de decisiones.

Marco Aurelio habló de la importancia de estar libre de la pasión de las emociones. Esta idea suele confundirse con estar libre de emociones. Sin embargo, la idea de Aurellius trata de estar libre del frenesí de la emoción, no de la emoción en sí. Estar libre del frenesí de la emoción significa estar libre de actuar siguiendo el impulso de una emoción. Un individuo puede sentir una ira intensa pero no golpear inmediatamente a la persona más cercana.

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5. Aferrarse a la ira

Una emoción negativa en la que muchas personas se quedan estancadas es la ira. Esto nos trae otra lección estoica: no aferrarnos a la ira. El filósofo estoico Séneca escribió extensamente sobre la ira después de que su hermano Novatus le preguntara cómo estar menos enojado. La filosofía de Séneca ofrece algunas estrategias para superar la ira. Según Séneca, la ira es un mal hábito que las personas suelen adquirir de sus padres.

Si bien la ira puede parecer apropiada en este momento, las consecuencias de la ira son que el dolor existente aumenta. Con demasiada frecuencia, la ira hace más daño que bien. Si bien la ira puede parecer una defensa de la virtud, actúa como sustituto de otras virtudes. Una estrategia para afrontar la ira es preguntarse: "¿Cómo va a ayudar enojarme?". Séneca dijo que la cura para la ira es la demora. Esto se debe a que retrasar nuestra respuesta cuando estamos enojados nos da más posibilidades de rechazar nuestro deseo de acciones apasionadas.

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6. Perder el tiempo

Los estoicos entendieron la importancia del tiempo. A diferencia de las posesiones materiales, una vez que se ha ido el tiempo, es imposible recuperarlo y el tiempo avanzará continuamente. La expresión "memento mori" se atribuye a los estoicos. La expresión significa: "Recuerda que debes morir". Es una reflexión sobre la naturaleza temporal de la vida. Todo lo que está vivo algún día llegará a su fin.

Recordar que no hay tiempo infinito en el planeta sirve como incentivo para que las personas dejen de perder el tiempo y persigan las metas que desean. Los estoicos también creían que las personas permiten que los demás y las obligaciones tomen su tiempo con demasiada facilidad. Si bien los calendarios y horarios ayudan con la organización de nuestra vida diaria, no estaban destinados a ser una jaula. Los estoicos nos recuerdan que aunque parece que hay un tiempo infinito, en realidad no lo hay.

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7. Ser un sabelotodo

Una de las lecciones más valiosas que desaconsejaban los grandes estoicos era ser un sabelotodo. Epicteto fue, en un momento dado, profesor de filosofía. Creía que era imposible que alguien aprendiera lo que cree que ya sabe. Aplicó esta idea a sus alumnos, quienes dijeron que querían aprender pero actuaron como si ya supieran todas las respuestas. Epicteto dijo que la gente siempre debería ser estudiante y reconocer que siempre hay más que aprender.

Aprender filosofía, o cualquier materia, requiere desechar la vanidad y la vanidad. Los mejores estudiantes dejan de lado los egos y abrazan la alegría de la ignorancia. Ya sea que intenten aprender en la escuela o incluso tener una conversación, todos pueden beneficiarse al deshacerse de la vanidad y escuchar con un oído más abierto. Esta lección no es específica del estoicismo. Se cita célebremente a Sócrates diciendo la paradoja: "Sé que no sé nada".

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