Nacimiento póstumo: los científicos explicaron el terrible fenómeno
El parto póstumo o, más simplemente, el parto en un ataúd, se ha registrado a lo largo de la historia. Este misterioso fenómeno ha estado rodeado por un halo místico y oculto durante siglos. Se le asoció con la brujería, el vampirismo y las maquinaciones del diablo, sin poder dar una explicación científica al fenómeno.
En 2010, en la ciudad italiana de Imola, los arqueólogos descubrieron el entierro de una mujer que data del siglo VII-VIII d.C. La fallecida tenía entre 25 y 30 años, se encontraba acostada boca arriba, rodeada de diversos objetos rituales. Pero lo que más interesaba a los científicos eran los huesos del bebé, que se encontraban justo debajo de la pelvis del difunto.
Un examen cuidadoso de los restos mostró que la mujer murió durante el embarazo. Quedaban entre 2 y 3 semanas antes del nacimiento. Se desconoce la causa de su muerte, pero pudo haber estado relacionada con su cargo. Los restos del niño yacían entre los fémures. Al parecer, el feto salió casi o incluso por completo cuando el cuerpo ya había sido enterrado.
La patóloga Caitlin Doughty está segura de que este caso es sólo un ejemplo de parto post mortem. Este fenómeno puede ocurrir entre 48 y 72 horas después del inicio de la muerte. No hay nada sobrenatural en ello y todo se explica simplemente por la ciencia. El feto es expulsado por los gases que se forman en la cavidad abdominal debido a los procesos de descomposición. El feto sobresale parcial o totalmente, como ocurrió con la mujer de Imola.
Sin embargo, algunos creen que hay algo sobrenatural en el nacimiento póstumo. Estas personas citan como argumento el hecho de que hoy en día nadie habla de estos casos. ¿Quizás el punto esté en algún tipo de rito de brujería que usaban los antiguos?
Pero incluso en este caso hay una explicación lógica. Incluso en los viejos tiempos, los partos en un ataúd se registraban con poca frecuencia. Hoy en día, su probabilidad ha disminuido muchas veces gracias a la preparación de los muertos para el entierro. Hacia finales del siglo XIX, el embalsamamiento comenzó a practicarse activamente en Europa y América.
Este proceso implica la inyección de conservantes químicos y desinfectantes, como formaldehído, en el cadáver. Estas sustancias detienen el desarrollo de bacterias y ralentizan significativamente la descomposición del cadáver. Pero son las bacterias las que producen gases que expulsan al feto del cuerpo de la madre. La formación de gas en el cuerpo embalsamado es lenta y no se alcanza la presión suficiente para la "salida".
Los nacimientos post mortem ahora ocurren principalmente después de homicidios, suicidios y accidentes. Son posibles si el cuerpo no ha sido detectado durante mucho tiempo y no ha sido procesado a tiempo. En la literatura especializada, estas situaciones se describen más de una vez, pero la información sobre ellas suele ser propiedad de los profesionales. En general, la observación de la descomposición de cadáveres, por cínica que parezca, enriquece significativamente la medicina forense.