En el metro de Tokio, en hora punta, no se acaba un mercadillo, sino que comienza un auténtico pánico. Y siempre ha sido así: hay varias veces más personas que quieren ir que asientos en el transporte, por lo que los asistentes especiales incluso trabajan en el metro, que empujan a los pasajeros a los vagones. Estas fotografías se tomaron hace unos 40-50 años; el problema existía incluso entonces, pero no se ha resuelto hasta ahora.