Las ciudades del mundo más odiadas por los viajeros
No, esta no es una lista de las peores ciudades del mundo, deje que los ecologistas y sociólogos hagan la compilación de tales colecciones. Estamos hablando de ciudades que a los turistas les gusta favorecer con su atención, pero cuyas impresiones negativas serían suficientes para una colección de obras de varios volúmenes.
Cairo
Pero El Cairo, la morada de la última Maravilla antigua del mundo conservada en el mundo y otros monumentos históricos importantes, los viajeros a menudo visitan.
Ciudad de Belice
Crimen. Droga. Devastación. El consejo insistente de los guías es no salir a la calle después del anochecer y caminar solo por rutas probadas. No es de extrañar que entre los pasajeros de cruceros, esta ciudad en una isla paradisíaca sea calificada como "el peor de los destinos". La naturaleza tropical que rodea la ciudad y el antiguo puente levadizo no salvan la situación.
Nueva Delhi
Yakarta, Indonesia
El tráfico monstruoso, el aire sucio y la pobreza son las primeras cosas que llaman la atención de todos los que vienen a Yakarta. No es de extrañar que la mayoría de los viajeros se encuentren en Yakarta solo para tomar un avión a Bali, Sumatra, Yogyakarta o cualquier otro destino indonesio o internacional…
Los Ángeles, Estados Unidos
Paris
Sí, por supuesto, una de las ciudades más visitadas del mundo (si no la más) tiene una gran cantidad de admiradores, cada uno de los cuales puede nombrar docenas de razones para su amor, cada una de las cuales será cierta. Pero hay otra cara de la moneda.
Sobre la abundancia de emigrantes groseros, basura en las calles, colas locas en el Louvre y precios irrazonablemente altos en los restaurantes, tal vez solo los perezosos no hayan escuchado. En psicología, incluso existe el término "síndrome de París", un trastorno mental entre los turistas (por alguna razón, principalmente japoneses), asociado con la decepción por la forma en que el París moderno no converge con el aspecto romántico de las películas y novelas antiguas.
Por supuesto, todos pueden ver París de la manera que quieran. Sin embargo, para no contraer el síndrome antes mencionado (que, por cierto, se manifiesta en palpitaciones, mareos y aumento del nerviosismo), tenga en cuenta las deficiencias parisinas de antemano.