Dicen que el diablo está en los detalles y solo unos pocos son capaces de verlo. El fotógrafo ruso Stanislav Aristov (más conocido por el apodo de Pol Tercejst) es uno de los que tuvieron éxito. Después de todo, su trabajo no es más que pura magia. Gracias a su extraordinario talento, observación y enfoque creativo del trabajo, el autor ha creado una sorprendente serie de fotografías en las que las cerillas quemadas aparecen con una nueva luz y de una forma diferente ante el espectador.
Stanislav puede ser llamado fácilmente un mago, porque cada una de sus obras lleva una gran cantidad de emociones positivas, causando no solo una sonrisa y ternura, sino también una ligera consideración. Después de todo, las imágenes brillantes, cálidas e infantiles te hacen creer en los milagros, que a veces carecen de noches grises y aburridas.