Imágenes únicas: desde la concepción hasta el nacimiento
Desde pequeño, el microscopio y la cámara fueron las principales aficiones del brillante fotógrafo Lennart Nilsson, que quería mostrar al mundo entero la belleza del cuerpo humano a nivel celular. Nilsson logró obtener fotografías de un embrión humano allá por 1957, pero no eran lo suficientemente espectaculares como para mostrarlas al público en general.
Un cistoscopio, un dispositivo médico utilizado para examinar el interior de la vejiga, le ayudó a obtener las imágenes más precisas y coloridas. Nilsson le colocó una cámara y una guía de luz y tomó miles de fotografías de la vida del bebé dentro del útero.
Así, las hábiles manos de Lennart Nilsson crearon un milagro: mostraron al mundo entero el misterio del origen de la vida humana.
Lennart Nilsson nació el 24 de agosto de 1922 en la ciudad sueca de Stangnas en el seno de una familia amante de la fotografía.
Incluso en su infancia, Lennart estaba más interesado en el micromundo, aquel que sólo se puede ver a través de un microscopio. Armado con un microscopio y una cámara, penetró en mundos inaccesibles al ojo humano, los mundos interiores del hombre en el sentido más estricto de la palabra.
Nilsson comenzó su andadura en la fotografía a mediados de la década de 1940, trabajando como autónomo para varias publicaciones suecas. Ya en esa época, obras como “La partera en Laponia” y “La caza del oso polar en Spitsbergen” le atrajeron la atención internacional. Lennart comenzó sus experimentos en el campo de la microfotografía a mediados de la década de 1950 y al mismo tiempo colaboró activamente con diversas organizaciones científicas y médicas.
Logró fotografiar por primera vez un feto humano en 1957. Un "reportaje" inusual filmado desde las "profundidades" del cuerpo de una mujer fue posible después de que Nilsson, después de una serie de experimentos, logró combinar una microcámara y un microiluminador, uniéndolos al tubo de un cistoscopio (este dispositivo se utilizó para examinar la vejiga desde el interior): así es como se muestran imágenes únicas que ilustran el proceso de nacimiento de un embrión humano y su desarrollo.
Uno de los 200 millones de espermatozoides paternos, tras atravesar la membrana del óvulo, literalmente se vierte en él...
"Cuando vi al feto por primera vez, tenía 15 semanas y se chupaba el dedo", dijo Nilsson. "Pero los editores de la revista querían que filmara el rostro fetal". Fueron necesarios muchos años”.
Nilsson ganó fama internacional en 1965, cuando la revista LIFE publicó 16 páginas de fotografías de un embrión humano. Estas fotografías también fueron reproducidas inmediatamente en Stern, Paris Match, The Sunday Times y otras revistas.
Ese mismo año se publicó el libro de fotografías de Nilsson, Ha nacido un niño, del que se agotaron ocho millones de ejemplares en los primeros días. Este libro pasó por varias reimpresiones y sigue siendo uno de los libros ilustrados con más ventas en la historia de este tipo de álbumes.
Posteriormente, Nilsson continuó su trabajo, realizando no sólo fotografías, sino también películas.
En los años 1960 y principios de los 1970, Nilsson colaboró con LIFE, tomando micrografías no sólo de varias etapas del desarrollo prenatal humano, sino también de otros procesos fisiológicos dentro de los cuerpos humanos y animales.
Las naves espaciales Voyager I y Voyager II, que transportan mensajes a civilizaciones extraterrestres, también están equipadas con fotografías de Nilsson, entre otros documentos. Continúa sus actividades científicas y fotográficas hasta el día de hoy.