¿Estructura antigua o engaño? Los científicos aún dudan del origen de Stonehenge
Desde la escuela sabemos que Stonehenge es un antiguo monumento megalítico ubicado en Gran Bretaña. Además, todo el mundo ha oído que el secreto de la instalación de enormes piedras por parte de los antiguos maestros aún no se ha resuelto. Pero todo esto es una tontería para los niños y los turistas: los constructores del antiguo templo son conocidos y ahora verás sus caras y aprenderás muchas cosas nuevas sobre las tecnologías de los "arquitectos antiguos".
De hecho, Stonehenge encierra muchos misterios: la cuestión de quién, por qué y cómo trajo aquí estos colosales bloques sigue excitando las mentes de científicos y entusiastas. Pero todo aquel que lo necesite ya conoce el secreto de cómo se colocaban piedras de varias toneladas unas encima de otras.
Nadie está seguro de cómo era realmente la grandiosa estructura, construida en un campo hace miles de años. Los descendientes heredaron piedras esparcidas en una gran superficie y incrustadas al azar en el suelo. Los intentos de ensamblar algo inusual a partir de elementos individuales comenzaron en 1901, y desde entonces el hito británico ha sido "reconstruido" varias veces.
Una persona educada en la teoría clásica sobre los antiguos constructores y sus tecnologías desconocidas para transportar mercancías se enfadará mucho al ver estas fotografías. Un turista que haya gastado dinero y tiempo visitando esta atracción se enojará aún más. Pero no puedes borrar la letra de la canción; de alguna manera tendrás que seguir viviendo con ella.
La foto muestra que las piedras no fueron instaladas por antiguos artesanos ni por el mago Merlín, sino por constructores corrientes del siglo XX. Para el trabajo se utilizaron no sólo los hechizos habituales en las obras de construcción de todo el mundo, sino también los equipos de elevación más reales. Además, muchas fotografías muestran que los arquitectos no desdeñan los instrumentos de medición modernos.
Muchos científicos británicos confían en que Stonehenge en su forma moderna no tiene el menor parecido con el original antiguo. Las disputas sobre qué era realmente y cómo parecía han ocupado a historiadores, arqueólogos e ingenieros durante un siglo y medio.
Mientras tanto, mientras unos discuten, otros no pierden el tiempo y, cada 50 años, reordenan las piedras a su criterio. Lo que vemos hoy es el resultado del arduo trabajo de ingenieros y constructores que realizaron el siguiente enroque de bloques en 1963.