Es solo una bomba, o cómo funciona la mafia petrolera de Benin
Benin, un país en el Golfo de Guinea, ha tenido una red de comercio ilegal de gasolina durante décadas.
El Gobierno de Benín no puede proporcionar el número de gasolineras legales y seguras que necesita la población. Además, los precios del combustible en Benin no pueden competir con los precios en la vecina Nigeria, donde el combustible es mucho más barato (Nigeria es el líder en la producción de gasolina en África). Esta situación económica creó condiciones favorables para el desarrollo de toda una red mafiosa. Los comerciantes ilegales compran combustible en Nigeria, luego lo transportan a través de la frontera y lo distribuyen ellos mismos en las carreteras de Benin. Los precios en tales "gasolineras" son dos veces más bajos que en las estaciones estatales.
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En las últimas décadas, los jefes del tráfico de gasolina han ganado una enorme influencia en el país. Los políticos han capitulado ante ellos, y la policía se hace de la vista gorda ante la distribución ilegal gracias a los sobornos. Demasiadas personas, incluidas mujeres, niños e incluso discapacitados, dependen de este negocio.
Henry Asogba es el jefe de uno de los mayores grupos de transportistas. En la compleja jerarquía del negocio del combustible ilegal, la posición de Henry está en el segundo nivel.
El combustible se transporta con mayor frecuencia en recipientes de metal frágiles utilizando vehículos de dos ruedas. Los transportistas de gasolina en Benin fueron apodados "bombas ambulantes": al menor accidente, pueden explotar no solo ellos mismos, sino también causar daños graves a otros.
La gasolina se compra cerca de la frontera utilizando la moneda local, la naira nigeriana.
La ruta del combustible ilícito comienza en Nigeria, donde los comerciantes compran gasolina barata. La frontera con Benin tiene una longitud total de 800 kilómetros, por lo que los inmigrantes ilegales disponen de decenas de carreteras por las que pueden transportar libremente combustible al país. Recientemente, incluso los puestos de control oficiales han dejado de ser un problema si el transportista tiene la oportunidad de pagar a los guardias fronterizos.
Los hijos de uno de los transportistas ayudan a su padre a cargar el combustible comprado en el auto.
Es igualmente beneficioso para los organismos encargados de hacer cumplir la ley en Benin y Nigeria permitir que los transportistas pasen por la frontera; gracias a los sobornos, aumentan significativamente sus propios ingresos.
El combustible a menudo se transporta por agua.
Mientras que la gasolina está en Nigeria, toda la carga se realiza de noche. Esto se hace para evitar la inspección de la policía nigeriana local, que trata el tráfico ilegal mucho más estrictamente que los servicios benineses.
Estacionamiento de los transportistas de Benin que esperan en la frontera el próximo lote de combustible.
Una vez en Benin, los transportistas distribuyen combustible a los compradores. El negocio está bien organizado y estrictamente regulado por líderes en diferentes niveles: distrito, condado y ciudad. Los puestos están ubicados a lo largo de las calles y caminos. Todo el mundo en Benin tiene un pariente o conocido que está asociado con el tráfico ilegal, porque los ingresos de ese trabajo son varias veces superiores a los del servicio para el estado.
Transferencia de mercancías al comerciante.
Por regla general, las mujeres son responsables de los puntos de venta.
Los niños también participan en el negocio de la gasolina. Su tarea es verter combustible de botes de metal en botes de plástico. Durante mucho tiempo tienen que trabajar entre humos nocivos, que a menudo causan graves problemas de salud.
Debido al alto nivel de desempleo, los negocios ilegales se introducen orgánicamente en la economía local. Cada año aporta miles de millones de francos (la moneda nacional de Benín es el franco CFA), cada uno de los cuales pasa por el tesoro público. Si el gobierno intentara bloquear el tráfico y la distribución ilegal de gasolina, podría provocar una gran revolución popular. Como resultado, resulta que todo el país depende de los negocios ilegales.
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