Cuando Jeremy y Rachel comenzaron a planificar su boda, surgieron problemas para elegir un lugar, crear un menú y una lista de invitados, sin mencionar los costos financieros del evento. Pensaron y pensaron y decidieron ir a casarse a Islandia.
Unas semanas después, ya estaban viajando en automóvil por Islandia: escalando glaciares, deambulando bajo cascadas, explorando pantanos, jugando con caballos y relajándose en aguas termales. ¡Estaban buscando un lugar para la ceremonia!
Y luego, un día, descubrieron las antiguas ruinas de la iglesia, el único edificio que sobrevivió a una erupción volcánica de larga duración. Olas de lava solidificada rodearon la iglesia. Jeremy y Rachel entendieron: ¡esto es todo! Intercambiaron votos y anillos... ¡y continuaron su viaje!
Con el dinero ahorrado, los muchachos pudieron pagar un viaje al fotógrafo Troy Mot, quien capturó su viaje a Islandia.