Al fotógrafo alemán Matthias Haker le gusta fotografiar arquitectura. Tiene un interés artístico especial en los matices arquitectónicos de los edificios abandonados: desde salas de baile y vestíbulos de hoteles en ruinas hasta hospitales y fábricas abandonados. A primera vista, sus cuadros parecen casi pinturas.
La belleza está en los ojos del espectador, y el verdadero milagro lo realiza aquel que es capaz de demostrar esta belleza a otra persona, de darle la oportunidad de mirar el mundo con sus propios ojos, desde su rincón. Tal mago puede llamarse el fotógrafo alemán Mathias Hacker, que ve lo bello en lo olvidado, destruido y abandonado, y comparte lo que vio con otras personas, fotografiando lo que atrajo su atención.
Matthias Hacker encuentra y enfatiza la belleza abstracta en las estructuras arquitectónicas en descomposición. Para protegerlos del vandalismo y el robo, no revela el lugar de filmación.