El experimento de Skinner: ¿qué tienen en común las personas supersticiosas y las palomas?
Cada uno de nosotros nos hemos encontrado con una situación en la que acontecimientos aleatorios parecen estar asociados con determinadas acciones. Por ejemplo, frotaste la nariz del perro de bronce en la entrada de la universidad y obtuviste una buena nota en el examen. Aunque se trata de un comportamiento irracional, resistir la tentación puede resultar difícil. Las supersticiones se han convertido en una parte integral de la vida humana desde la antigüedad. Sólo en el siglo XX el conductista B.F. Skinner pudo encontrar una explicación científica para este fenómeno.
Skinner realizó muchos experimentos con palomas. Colocó a los pájaros en una caja de paredes transparentes, donde se les suministraba comida en determinados momentos. El científico notó que las palomas comenzaron a repetir las acciones que realizaban antes de la última alimentación. Esto podría ser batir sus alas, caminar en círculo o picotear un lugar determinado.
Es obvio que las aves asociaron una estrategia de comportamiento específica con la alimentación, que ocurrió en un momento determinado. Por supuesto, el suministro de alimentos no tenía nada que ver con las acciones de las palomas y ellas no podían influir en este proceso. El condicionamiento operante, que Skinner utilizó para explicar esta situación, sugiere que las consecuencias de una conducta influyen en la conducta misma y en la frecuencia de su aparición en el futuro.
Las palomas continuaron comportándose de la misma manera incluso cuando se interrumpió el suministro regular de comida a las cajas. Skinner admitió que en el caso de las personas funciona de forma similar. Intentamos explicar la incertidumbre en nuestras vidas y, para organizar el mundo que nos rodea, a menudo recurrimos a comportamientos supersticiosos.
Un estudiante, como una paloma, puede decepcionarse cuando frota la nariz de un perro de bronce. El éxito garantizado en el examen sólo se puede lograr mediante una buena preparación. Por un lado, el comportamiento supersticioso es un fenómeno negativo. En general, reduce la agudeza del pensamiento crítico y nubla una visión objetiva de la situación. Además, provoca una negativa a buscar todos los factores posibles que influyen en los acontecimientos de nuestra vida.
Pero, por otro lado, el comportamiento supersticioso también puede cumplir una función motivacional. Por ejemplo, puedes pedir un deseo lanzando una moneda. Gracias a esto, notarás más eventos positivos a lo largo del día. Sin embargo, no olvide que "después" no siempre significa "como resultado".