Todo comenzó cuando Justo Gallego, miembro de la Orden Trapense, enfermó de tuberculosis. Tuvo que abandonar el monasterio y regresar a su ciudad natal de Mejorada del Campo. El español comenzó a orar fervientemente. Juró que construiría una catedral si el Señor lo libraba de su enfermedad. Pronto la enfermedad realmente retrocedió.
Fue en 1961. Ahora el señor Gallego tiene 91 años y sigue cumpliendo su juramento. Todos los días se levanta temprano y va a colocar ladrillos nuevos. La cúpula del templo ya se eleva 40 metros, pero aún está lejos de completarse.
La tierra en la que Justo está construyendo fue heredada por él. No tiene estudios de ingeniería y las empresas de construcción locales le proporcionan los materiales de forma gratuita. Al mismo tiempo, el señor Gallego utiliza materiales improvisados. Si observa de cerca, notará que las columnas, por ejemplo, están hechas de cubos de plástico llenos de concreto.
La cúpula fue creada a imagen y semejanza de la cúpula de la Catedral de San Pedro en el Vaticano.