¿Cómo intentaron los científicos enseñar a hablar a los primates?

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Se sabe desde hace mucho tiempo que el habla no es sólo una herramienta de la inteligencia humana, sino también una parte integral del proceso de su formación. Por tanto, no es de extrañar que los científicos, que llevan mucho tiempo intentando “humanizar” a los animales, intenten en primer lugar enseñarles a hablar. Nada ha cambiado ahora, con la única diferencia de que se han abandonado los intentos infructuosos de lograr que los caballos y los gatos hablen y todos los esfuerzos se están centrando en los más prometedores de nuestros hermanos menores: los primates.

¿Cómo intentaron los científicos enseñar a hablar a los primates?

Desde la antigüedad, se han hecho repetidos intentos de enseñar a los monos el habla humana, pero sin éxito. Los primates dominaban la cubertería, se acostumbraban a la ropa e incluso adquirían malos hábitos como fumar y beber, pero se negaban rotundamente a hablar.

¿Cómo intentaron los científicos enseñar a hablar a los primates?

Los primeros éxitos no se lograron hasta 1916. El inglés William Furness logró enseñar a un orangután a pronunciar más o menos claramente las palabras "papá" y "taza". Esto requirió mucho esfuerzo y tiempo, pero no fue en vano. Durante un largo experimento, el científico descubrió que los monos emiten sonidos sin recurrir a la ayuda de la lengua y los labios. Esto complicó el trabajo, pero le aportó cierta claridad.

A mediados del siglo XX, los psicólogos Keith y Catherine Hayes compararon las habilidades lógicas de un chimpancé llamado Vicki y las de varios niños humanos. Para su sorpresa, los científicos vieron que la diferencia en inteligencia no era demasiado grande. Durante el experimento, Viki incluso logró aprender cuatro palabras, aunque con gran dificultad.

¿Cómo intentaron los científicos enseñar a hablar a los primates?

El chimpancé Washoe "se comunica" con Allen Gardner

El trabajo de Keith y Catherine resultó útil diez años después. Otro matrimonio de psicólogos, Allen y Beatrice Gardner, viendo sesiones filmadas con la chimpancé Vicky, notaron que todas las palabras que el mono intenta pronunciar, las refuerza con gestos específicos. Los movimientos de las patas y la cabeza del animal eran tan expresivos que incluso sin sonido estaba claro lo que quería decir.

Así, los Gardner llegaron a la conclusión de que la mejor forma de estudiar las habilidades lingüísticas de los monos es apoyándose en gestos y expresiones faciales. Para poner a prueba su intuición, la pareja adquirió una chimpancé hembra llamada Washoe y comenzó a enseñarle el lenguaje de señas Amslen, que utilizan las personas sordas y mudas en Estados Unidos y Canadá.

¿Cómo intentaron los científicos enseñar a hablar a los primates?

Allen y Beatrice están entrenando a Washoe.

Se crearon condiciones especiales y muy favorables para el animal: Washoe no vivía en un recinto, sino en la familia Gardner, cuando era niño. Según los psicólogos, este enfoque ayudó al animal a adaptarse mejor a la comunicación con las personas y a asimilar rápidamente el material.

Durante el proceso de entrenamiento, a Washoe se le mostró un objeto y luego hizo un gesto con los dedos para representarlo. Así se consolidó la conexión asociativa en la conciencia del animal. Con el tiempo, el chimpancé aprendió a combinar gestos para formar frases sencillas. Tres años de arduo trabajo permitieron que el animal aprendiera 85 palabras, y después de otros dos años, Washoe ya sabía 160 palabras.

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Los Gardner notaron una característica interesante: el mono puso a algunos objetos nombres que él mismo había inventado. Consistían en dos partes, una de las cuales denotaba una cosa o ser, y la otra, alguna propiedad importante de la misma. En idioma washoe, un refrigerador se llamaba "caja fría", una sandía era una "bebida dulce" y un cisne era un "pájaro acuático".

Pero, sobre todo, los científicos quedaron impresionados por la capacidad de Washoe para maldecir: una vez, para expresar su extrema desaprobación, el animal usó la palabra "sucio", aunque nadie le enseñó a usarla en este sentido. Por eso los psicólogos han determinado que los simios son capaces de pensar de forma abstracta, o más bien, dominan las metáforas y pueden utilizar palabras en sentido figurado.

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bonobo chimpancé

A principios de la década de 1970, había en el mundo una docena de chimpancés que hablaban lengua de signos. Además, resultó que algunos otros primates también poseen pensamiento simbólico, por ejemplo, los bonobos y los gorilas. Los bonobos resultaron ser los más inteligentes a este respecto. Los científicos conocen un caso en el que una hembra entrenada en lengua de signos, por iniciativa propia, asumió la tarea de educar a su cachorro y le enseñó con éxito varios gestos sencillos.

Este interesante caso obligó a los científicos a observar especialmente de cerca a los bonobos. Pronto, muchos científicos se convencieron de que eran estos pequeños chimpancés los más cercanos a los humanos en términos de inteligencia.

¿Cómo intentaron los científicos enseñar a hablar a los primates?

Una investigación inusual, que fascinó a zoólogos, psicólogos y lingüistas en diferentes partes del mundo, no pudo evitar generar una ola de críticas por parte de colegas escépticos. El principal argumento del debate fue que los monos demostraron sólo aquellos gestos que ya habían visto realizados por personas, es decir, simplemente imitaron.

En su libro "Cuando el gorila habló", el periodista científico Boris Zhukov escribió lo siguiente:

¿Cómo intentaron los científicos enseñar a hablar a los primates?

Paralelamente a los Gardner, otro científico, David Premack, realizó investigaciones en esta dirección. Su pupila fue la chimpancé Sarah, a quien le enseñó una técnica especial para transmitir información utilizando figuras abstractas, cada una de las cuales denota un objeto, su propiedad o acción. Para comunicarse con Sarah, Premack desarrolló un lenguaje especial que le permitía comunicarse mediante la visualización de símbolos.

Todo sucedió de manera muy simple: para decirle algo a David, Sarah encontró la figura correspondiente en la caja y la colgó en una pizarra magnética. El método de Premack tenía una ventaja importante: no podía criticarse de la forma habitual. Por lo general, los escépticos argumentaron que el mono cruza los dedos como quiere y los científicos interpretan este gesto como necesitan.

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En el caso de Sarah, no se podía acusar al experimentador de un enfoque poco científico, ya que el animal extrajo con seguridad del conjunto una figura con un significado claramente asignado. El trabajo de David Premack con Sarah ha convencido a muchos de que el mono utiliza significados aprendidos de forma bastante consciente.

Diez años más tarde, ya en los años 80, se concretó el prometedor método de Premack. ¡Esto permitió a un joven bonobo llamado Kanzi aprender 600 palabras! Curiosamente, su madre era completamente incapaz de aprender a hablar y Kanzi, al igual que su hermana, trabajaban como traductores, explicándole el significado de las palabras.

Pero, a pesar de todos los éxitos, uno no debería hacerse ilusiones especiales sobre los monos. Ya se sabe a ciencia cierta que su desarrollo intelectual se da en los primeros años de vida y quedan con lo aprendido durante este tiempo. Por regla general, tienen un nivel cercano al de los niños de dos y tres años y ya no es posible lograr mayores avances en el aprendizaje.

Hay que recordar que la pronunciación de las palabras está fuera del control ni de los monos ni de otros mamíferos. Esto requiere movimientos sutiles de los labios y la lengua, así como un control serio de la respiración. Al mismo tiempo, el cerebro de los simios resultó estar bastante desarrollado en aquellas áreas responsables del habla. En este sentido, uno sólo puede preguntarse por qué la evolución no contribuyó al surgimiento de las habilidades del habla en los monos.

¿Cómo intentaron los científicos enseñar a hablar a los primates?

Por último, debemos recordarles un caso interesante y extraño. Uno de los monos que participaron en el experimento de aprendizaje del habla dijo sobre el gatito fallecido: “Se fue a un lugar del que no regresan”. ¿No crees que los monos son mucho más inteligentes de lo que parecen y saben cosas de las que ningún humano es consciente todavía?

Es muy raro que a otros animales, como los perros, se les pueda enseñar a expresarse de forma primitiva. Pero en este caso estamos hablando más de desarrollar reflejos a nivel de trucos de circo que de un habla consciente.

     

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