¿Cómo empezó la tradición de arrinconar a los niños?
El castigo en forma de estar en un rincón es familiar para muchos desde la infancia. Aunque no parece ser el más grave, su efecto psicológico se nota. Hoy en día esta medida está perdiendo popularidad, pero sus partidarios todavía existen. ¿De dónde surgió la idea de arrinconar a un niño y cuál es su significado?
Es difícil determinar dónde se aplicó por primera vez este castigo. Lo más probable es que haya surgido como una alternativa al castigo corporal. Estar en un rincón servía para aislar al niño, privándolo de comunicación con sus seres queridos. Este aislamiento fue percibido por el niño como una amenaza, lo que hizo que el castigo fuera especialmente eficaz.
La tradición ha estado muy extendida en Rusia desde la antigüedad, pero también existió en otras culturas. Por ejemplo, en el Feng Shui taoísta, los ángulos están asociados con la energía negativa, la limitación y el aislamiento. En algunas culturas, los ángulos se asociaban con fuerzas de otro mundo, lo que realzaba su simbolismo.
Los eslavos creían que los Domovoi, el espíritu de la casa, vivían en los rincones. A veces se le llamaba el "dios kut" por la palabra "kut" - rincón. Al arrinconar al niño, los padres parecían confiar su reeducación a este espíritu. Para los niños impresionables, el miedo a permanecer en la "morada de Domovoy" era bastante fuerte.
Con la llegada del cristianismo, el rincón adquirió un significado diferente. En cada casa había un llamado "rincón rojo", un lugar con iconos. Cuando se enviaba allí a un culpable, se percibía como un intento de corregirlo con la ayuda de poderes superiores. A veces los niños se veían obligados no sólo a ponerse de pie, sino también a orar, pensando en su comportamiento.
Pero a menudo la esquina opuesta a la “roja” se utilizaba para castigar. Esto simbolizaba la distancia de Dios. En familias duras, el castigo podía ser más severo: obligaban al niño a arrodillarse sobre guisantes esparcidos, lo que le provocaba dolor físico. Esto ya se aplica al castigo corporal.
Los niños modernos, parados en un rincón, apenas piensan en espíritus o poderes superiores. Para ellos, esto es simplemente una restricción de la libertad, privación de comunicación e imposición de la voluntad de los adultos. La pedagogía moderna considera que este castigo es obsoleto e inútil.
Además, los psicólogos advierten que estos métodos pueden ser perjudiciales. Socavan la confianza entre el niño y los padres, obstaculizan el desarrollo de la independencia y, a menudo, provocan protestas internas. En lugar de castigar, los expertos recomiendan un diálogo abierto y encontrar una solución junto con el niño.
Hablar del problema, fomentar el buen comportamiento y llegar a conclusiones juntos funciona mucho mejor que los rincones o las medidas estrictas. Desafortunadamente, no todos los padres se dan cuenta de esto. Y algunos utilizan castigos que son mucho más traumáticos que quedarse en un rincón de la habitación.
¿Cree que tales castigos deberían abandonarse por completo o pueden ser útiles en determinadas situaciones? ¡Comparte tu opinión!