"Caminar sobre el césped sin zapatos y calcetines es realmente muy interesante": sujetos de prueba de la NASA después de 8 meses bajo la cúpula
El 17 de agosto, terminó un experimento de ocho meses, en el que seis científicos fueron aislados bajo una cúpula en Hawai.
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Los científicos voluntarios han estado viviendo bajo una cúpula de 111 metros cuadrados desde el 19 de enero. El equipo incluyó a un astrobiólogo, un biomédico y cuatro ingenieros. El estudio de ocho meses fue el quinto de su tipo financiado por la NASA. Como parte del experimento, los organizadores intentaron reproducir la vida en la estación espacial con la mayor precisión posible para comprender cómo se sentirían los participantes de una posible misión a Marte.
Durante el experimento, los participantes tuvieron un acceso limitado a la información. Al enviar mensajes a" la Tierra " hubo un retraso de 20 minutos, ese es el tiempo que necesita una señal de Marte para llegar a la Tierra. Tampoco había acceso a Google.
Para saber qué estaba sucediendo en casa, la tripulación solicitó noticias y, en respuesta, se les envió una captura de pantalla. El participante del experimento, Ehrlich, se adhirió al hábito de seguir las noticias en Marte también. Ehrlich es originario de Florida, por lo que estaba interesado en las noticias relacionadas con el huracán Irma. También durante su aislamiento, comenzó a monitorear el programa nuclear de Corea del Norte. El hecho es que si los coreanos hubieran lanzado un misil, Hawai habría estado en el área afectada. La tripulación, a pesar de que fingieron estar en Marte, permaneció en la Tierra.
Durante el experimento, los participantes podían salir de la cúpula para explorar una maqueta de Marte, pero solo en trajes espaciales. Cuando Ehrlich pudo ponerse solo pantalones cortos y una camiseta, se alegró increíblemente:
Durante ocho meses, la tripulación comió exclusivamente alimentos congelados y enlatados. Desde que dejó el dome, Ehrlich ha disfrutado de hamburguesas y fruta fresca. Y, según él, se alegró de tener la oportunidad de bañarse de nuevo.
Erlich admitió que llamó a su madre y a su abuela en cuanto salió de la cúpula. "Quería escuchar sus voces", dijo.
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