8 razones por las que incluso la gente amable puede resultar molesta
A veces incluso las personas más amables y simpáticas nos molestan, ¡y esto es absolutamente normal! Los psicólogos han identificado varias razones clave para esta paradoja: desde el incumplimiento de las expectativas hasta desencadenantes ocultos en nuestro subconsciente. Descubra qué hay detrás de este fenómeno y quizás comprenda mejor a usted mismo y a quienes le rodean.
El término “positividad tóxica” apareció en psicología en el siglo XXI. La mayoría de las veces pertenece a la generación de los “zoomer”, entre quienes existe una tendencia popular a mostrar siempre optimismo y permanecer “positivos”, pase lo que pase. Desgraciadamente, o afortunadamente, esa falsedad es claramente visible. El comportamiento poco sincero de las personas se percibe como mentira, hipocresía y, por supuesto, no provoca reacciones positivas.
El temperamento se hereda en gran medida de nuestros antepasados y sus características se forman en la primera infancia, aproximadamente hasta los cinco años. Para una persona colérica, flemática o melancólica, una persona optimista puede parecer desagradable, y esto no es culpa suya. Una persona positiva y activa es capaz de provocar un sentimiento de ansiedad a nivel de instintos, ya que nuestra conciencia la percibe como ajena y, por tanto, no deseada o incluso potencialmente peligrosa.
A veces no es la propia persona la que provoca irritación, sino la diferencia entre su estado de ánimo y el nuestro. Si estás pasando por un día difícil y alguien a tu lado es demasiado feliz y positivo, este contraste puede aumentar tu estrés interior. Parece como si esa persona no comprendiera sus sentimientos, aunque lo más probable es que simplemente no sepa lo que le está sucediendo.
Carl Gustav Jung, el fundador de la psicología analítica, creía que la irritación hacia otra persona a menudo se asocia con un reflejo de las propias cualidades. Por ejemplo, si notas inseguridad en alguien, quizás tú también tengas esta cualidad, pero la estás reprimiendo. Este efecto actúa a nivel subconsciente, provocando que experimentemos hostilidad.
Las personas agradables suelen tener cualidades de las que nosotros carecemos. Su paciencia, consideración o alegría pueden recordarnos nuestros propios defectos. Este sentimiento de envidia rara vez se reconoce, pero puede provocar emociones negativas e incluso irritación.
¿Conoces la situación en la que una persona que no tiene motivos para tratarte bien de repente se vuelve afectuosa y servicial? Lo más probable es que el primer pensamiento sea que está persiguiendo algún objetivo o tratando de utilizarte. Por eso esa buena voluntad inmerecida y antinatural causa tensión. Obviamente, tales acciones no contribuyen al surgimiento de emociones positivas.
A veces, en un esfuerzo por ayudar o apoyar, las personas amables pueden, sin saberlo, violar los límites personales. Su cuidado o atención comienza a percibirse como innecesario. Esto es especialmente molesto si la persona no nota tus señales de que necesitas más espacio o tiempo a solas.
Hay ocasiones en las que el comportamiento amable de otra persona nos hace sentir peor. Por ejemplo, es posible que se sienta culpable por no ser tan amigable o servicial. Esto crea tensión interna, ya que hay presión para que “no sea peor”. Este tipo de estrés puede causar irritación incluso en quienes no están haciendo nada malo.
Las emociones y relaciones humanas son sistemas complejos en los que muchos factores son importantes. Conocer las razones por las que podemos sentirnos irritados incluso con personas agradables nos ayuda a comprender mejor nuestros sentimientos y trabajar conscientemente en ellos. ¿Qué es lo que más te irrita de otras personas? ¡Comparte tus pensamientos en los comentarios!